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Capítulo 37.

Roseanne regresó a su oficina poco después de la partida de Jimin. Apenas se sentó en su silla cuando su teléfono sonó.

¿Por qué lo dejaste ir? —la voz del capitán rugió desde el otro lado de la línea, su tono cargado de claro enojo.

—Porque actuamos demasiado rápido, capitán —respondió con calma—. No tuvimos tiempo para que la orden de arresto fuera aprobada antes de que yo lo llevara a la comisaría. Si hubiera procedido con el arresto, estaríamos en una posición legalmente insostenible.

El capitán guardó silencio por unos segundos, pero claramente estaba irritado.

—Eso no importa ahora —espetó—. Emite la orden de arresto y encárgate de que el culpable esté tras las rejas antes de que acabe el día.

—Como ordene, capitán —dijo Roseanne antes de colgar el teléfono.

Dejó escapar un suspiro, su mente trabajando rápidamente, sabía que necesitaba más tiempo. Tenía que asegurarse de que Hoseok obtuviera los resultados de las pruebas antes de que el sistema jurídico tomara decisiones precipitadas basadas en evidencia dudosa.

—Aún debo...

En ese momento, su teléfono vibró con un mensaje de Hoseok.

"Voy en camino con los resultados. Nos vemos en cinco minutos"

Roseanne sonrió pero antes de responderle a Hoseok tocaron a la puerta, ella dijo que pasara y era uno de sus subordinados.

—El señor Jeon está aquí —anunció el chico.

—¡¿Qué?! —dijo sorprendida—. ¿No debería estar en el hospital?

—Los oficiales que lo protegían nos acaban de avisar que le dieron el alta médica, además lo acompañaron al señor Jungkook hasta aquí para que llegara a salvo.

✧✦✧

El auto se deslizaba suavemente por las calles de la ciudad y Jungkook miraba por la ventana, mientras el suave zumbido del tráfico acompañaba el silencio entre él y Jimin.

—Oye... —habló Jimin rompiendo el silencio—, ¿qué le dijiste a la detective? —preguntó curioso—. ¿Pudiste decirle que sospechas de Hyuwon?

Jungkook apartó los ojos de la ventana y asintió lentamente, sin decir una palabra.

—Bien... —sonrió—. Si ella sabe, podrán detenerlo —dijo, sintiendo que una pesada carga se aligeraba en su pecho.

✧✦✧

Caminaban lado a lado hacia las puertas del edificio y poco después cruzaron el umbral, las puertas de cristal deslizándose ante ellos. Jimin, sabía lo que venía así que sonrió de lado mientras que Jungkook no sospechaba nada sobre la sorpresa que le aguardaba allá dentro.

El vestíbulo, normalmente silencioso estaba decorado con globos y pancartas que decían: "¡Bienvenido de nuevo!". Las voces de emoción de los empleados no se hicieron esperar cuando vieron a Jungkook.

Jimin observó como su esposo dejaba escapar una gran sonrisa ante el recibimiento inesperado.

Mina fue la primera en acercarse, sus ojos brillando de emoción. Sin dudarlo, se lanzó hacia Jungkook y lo abrazó con fuerza.

—¡Jungkook, gracias a Dios! Me alegra tanto que estés bien —dijo ella, aferrándose un segundo más de lo necesario.

Jimin se hizo a un lado y, lejos de enojarse, sonrió, recordando que Mina siempre había tenido afecto hacia Jungkook. Podía entender que ella estuvo bastante preocupada por él, comprendía ese sentimiento, pero también confiaba en que Jungkook manejaría la situación.

Por otro lado, sus amigos y los demás empleados intercambiaron miradas sorprendidas. Era común ver a Mina tan afectuosa con el director general, pero lo que les sorprendió fue que Jimin no dijera nada y solo observara en silencio.

Jungkook, consciente de los límites que siempre había establecido con Mina, se alejó sutilmente devolviéndole una sonrisa cortés.

—Mina, estoy bien, gracias por tu preocupación —dijo con gentileza, pero claramente marcando una distancia entre ellos.

—De nada —ella se alejó con una leve sonrisa.

Pronto, más empleados se acercaron, uno tras otro, extendiendo sus manos, dándole la bienvenida con palabras de aliento y sonrisas sinceras.

✧✦✧

La junta directiva estaba reunida en la sala tras Jungkook haber convocado una reunión de emergencia. Las luces frías del techo iluminaban sus rostros tensos, como si cada uno de ellos fuera una figura atrapada en una pintura siniestra. En la cabecera de la mesa, el presidente permanecía en silencio, observando a cada uno con una mirada fría.

Seokjin estaba a su lado derecho, con el semblante rígido. Jimin estaba a su lado izquierdo, pues Jungkook le pidió que se quedara.

—Quiero que me expliquen —empezó a hablar, rompiendo el silencio con una voz cargada de ira contenida—. Que me digan cómo fue posible que todo se fuera al abismo mientras estuve fuera.

Uno de los directivos, nervioso, intentó hablar, pero su voz temblaba al hacerlo.

—Señor Jeon, intentamos manejar la situación, pero las circunstancias fueron complicadas... —empezó a decir pero se detuvo al notar la mirada del presidente.

—Circunstancias complicadas... —repitió Jungkook en un tono bajo—. ¿Es eso lo que van a decir para excusar su incapacidad? ¿Que las circunstancias fueron complicadas?

El directivo guardó silencio, incapaz de sostener la mirada del director general.

—Perdimos contratos importantes, el presidente temporal cometió errores y ninguno de ustedes hizo nada para evitarlo —continuó, su voz ahora más fuerte.

Jimin sentía la tensión crecer en la sala, el aire volverse cada vez más pesado. Sin duda alguna Jungkook era una persona distinta dentro del trabajo, casi lo olvidaba.

—¡Jeon Hyuwon los tuvo bajo su mando, y dejaron que destruyera lo que construí durante años!

—No pudimos hacer nada para cambiar sus decisiones —dijo Yena, una de las ejecutivas.

—¿Cómo que no pudieron? —volteó a ver al sub director—. ¿Alguno de ellos intentó cambiar las decisiones de Hyuwon?

Seokjin negó con la cabeza, recibiendo miradas de enojo por parte de los demás ejecutivos, pero solo estaba siendo sincero.

—Con esto solo me han demostrado que no son los indicados para tener un puesto como ejecutivos.

Los miembros de la junta intentaron justificarse de inmediato pero no tuvieron oportunidad. El presidente los cortaba con palabras precisas, cada una de ellas cayendo como una sentencia de muerte.

—Dada la situación actual de la empresa, habrá una re estructuración completa —anunció haciendo que los presentes se miraran entre sí, claramente preocupados.

✧✦✧

Los días habían transcurrido a gran velocidad, y con ellos, muchas cosas habían sucedido. La vida en la empresa parecía avanzar a un ritmo vertiginoso. Desde el momento en que Jungkook volvió a la oficina, dejó en claro que la re estructuración no era una opción, sino una necesidad urgente.

A lo largo de interminables reuniones, revisó informes que parecían multiplicarse y evaluó cuáles proyectos merecían continuar y cuáles no. Despedir más empleados de los que ya se habían ido fue inevitable, aunque cada decisión fue tomada pensando en el bien de la empresa, la atmósfera se había vuelto tensa.

Algunos empleados caminaban por los pasillos como si estuvieran pisando hielo delgado, mientras que otros murmuraban en voz baja sobre la posible incertidumbre de su futuro. Incluso los ejecutivos sentían el peso de las decisiones de Jungkook, sabiendo que cualquier error podría costarles su posición.

Sin embargo, el presidente sabía que cada acción, cada decisión difícil, era necesaria para salvar lo que Hyuwon casi destruyó. A pesar del nerviosismo general, estaba decidido a llevar la agencia hacia adelante, aunque algunos lo percibían como frío o implacable, estaba convencido de que estaba haciendo lo correcto.

El futuro de la empresa dependía de esas decisiones.

Pero mientras lidiaba con la tormenta profesional, algo diferente sucedía en su vida personal. Su relación con Jimin crecía de una manera natural y sin esfuerzo, como si los desafíos que habían enfrentado los hubieran unido más. Los pequeños gestos de cariño, que antes eran tímidos, ahora eran constantes y fluidos. Las palabras "amor" o "cariño" se habían convertido en parte habitual de su vocabulario. Jimin había sido un apoyo invaluable para él durante esos días caóticos y la complicidad entre ellos se había fortalecido.

Esa tarde, el ojiverde estaba sentado en su oficina, inmerso en otro informe sobre el estado financiero de la agencia, cuando la puerta se abrió suavemente. Levantó la mirada y allí estaba él, con su habitual sonrisa que le transmitía tranquilidad y paz, como si las tensiones del día no pudieran tocarlo con sólo verla.

—¿Cómo va todo, amor? —preguntó, acercándose al escritorio.

Jungkook dejó los documentos a un lado y esbozó una sonrisa, extendiendo una mano hacia su esposo.

—Lo mismo de siempre, un caos, pero nada que no pueda arreglar —respondió, mientras sus dedos se entrelazaban con los de su amado.

Jimin tomó su mano con suavidad y se inclinó un poco, apoyándose sobre el escritorio mientras lo miraba con afecto.

—Sabes que si necesitas ayuda puedes decirme —le dijo, con una calidez que solo él podía transmitir.

Jungkook asintió. La carga de las decisiones que había tomado pesaba en sus hombros, pero en ese momento, la paz que Jimin le daba parecía aliviar parte de ese peso.

—Lo sé, gracias —murmuró, su voz cargada de sinceridad.

Jimin sonrió y rodeó el escritorio, se sentó en el borde de este, cerca de la silla de Jungkook, observando por un momento el horizonte de la ciudad a través de la ventana.

—Sé que la agencia volverá a ser lo que era. Con todo lo que estás haciendo, estoy seguro de que lo lograrás —animó.

Jungkook asintió con una sonrisa en sus labios.

—Por cierto, no te olvides que mañana es el cumpleaños de tu abuelo. Quedamos en celebrarlo con él, así que cancelé todo lo que tenías que hacer mañana.

Jungkook abrió los ojos con sorpresa y, antes de que pudiera protestar, Jimin se inclinó rápidamente y le dio un beso en los labios. El contacto fue breve, pero lo suficientemente efectivo para silenciar cualquier objeción que pudiera tener.

—Sé que estás ocupado, pero no puedes faltar al cumpleaños de tu abuelo —dijo Jimin, con una sonrisa juguetona y antes de que su esposo pudiera decirle algo más o siquiera pensar en negarse, le guiñó un ojo y se dirigió a la puerta.

Al salir, dejó a Jungkook sin palabras, resignado pero con una leve sonrisa en el rostro. Sabía que, en el fondo su amado tenía razón.

✧✦✧

El sol brillaba cálido sobre el césped del parque, donde una manta estaba extendida y rodeada por cestas de comida y bebidas.

—¡Vaya día hermoso! —exclamó el rubio mientras se acomodaba más en la manta—. Deberíamos hacer esto más seguido.

—Sí, bueno, no todos los días es el cumpleaños del abuelo —respondió Jungkook, entrelazando su mano con la de Jimin, quien sostenía a Ayla sobre sus piernas.

La pequeña miraba atenta cada movimiento, encantada con la atmósfera a su alrededor.

—Sin duda alguna fue una buena idea señor Hongseok —comentó Taehyung.

—Gracias hijo, sinceramente me pareció más agradable celebrar mi cumpleaños de esta forma.

Seokjin, sentado al lado de Taehyung, ya estaba mordiendo una manzana con una sonrisa traviesa en su rostro. Miró a Jimin y decidió que era un buen momento para contarle una historia.

—Oye Jimin, ¿Jungkook ya te ha contado cómo hizo que nos perdiéramos en el bosque cuando éramos adolescentes? —preguntó, alzando una ceja con un aire de conspiración.

Jimin se interesó de inmediato, echando una mirada curiosa a su esposo.

—No, aún no —respondió sonriendo.

El señor Hongseok negó con la cabeza y se rió en silencio, ya sabiendo lo que venía a continuación.

—No fue así —habló Jungkook.

—Oh, sí lo fue —aseguró Seokjin, disfrutando del momento—. Tuvimos una excursión en la secundaria, ¿recuerdas? —miró a Jimin—. Jungkook decidió que nos apartáramos del grupo para explorar. Exploración que nos llevó a perdernos por horas... ¡y como si eso no fuera suficiente, terminé lleno de picaduras de abejas!

Taehyung, que estaba escuchando atentamente, no pudo evitar soltar una carcajada. Jimin también rió, mirando a Jungkook.

—¿Picaduras de abejas? —preguntó Jimin, divertido.

—Sí, fue horrible. Me picaron sólo a mí y pasé en cama dos días completos sin poder moverme —fingió llorar.

—Eso no fue exactamente así —se defendió Jungkook, negando con la cabeza—. Seokjin fue el que nos perdió, no yo. Además, a mí también me picaron las abejas, él no fue el único lastimado.

—¡Ah, claro que no! —exclamó Seokjin, dramatizando—. Estabas tan ocupado con tu brújula rota que no te diste cuenta cuando empezaron a picarme las abejas, casi me desmayo. ¡Tuve que salvarme solo porque no me ayudaste!

Jungkook negó con la cabeza, tratando de no reírse, mientras Jimin, Taehyung y el abuelo los miraban entre carcajadas.

—¿Desmayarte? —alzó una ceja—. Te picaron dos o tres abejas, y la mitad del tiempo estabas gritando que ibas a morir. ¡Y la brújula no estaba rota, tú la estabas usando al revés y no te diste cuenta cuando chocaste contra un panal!

—Ah, sí, claro, claro, ahora resulta que la culpa era mía —respondió Seokjin, cruzando los brazos, fingiendo ofenderse.

—No digo que lo fue pero no me culpes solo a mí —concluyó Jungkook, dándole un ligero empujón a su amigo, lo que hizo reír aún más a los demás.

Y así, entre risas, bromas y recuerdos del pasado, el día de campo continuó, dejando por un momento los problemas atrás, como si todo estuviera bien en el mundo.

✧✦✧

Más tarde, todos seguían en el parque disfrutando del día, pero solo Taehyung y Seokjin permanecían sentados en la manta. El sol comenzaba a bajar, bañando el ambiente con una luz cálida.

Taehyung observó de reojo a Seokjin, notando su cabello negro, y un poco largo, que caía despreocupadamente sobre su frente. Con una ligera sonrisa, pensó en lo bien que se veía, pero rápidamente desvió la mirada, sintiendo un nerviosismo que no era común en él.

—Ha sido un buen día —comentó Seokjin tratando de disipar el silencio que había desde hace rato, puesto que ninguno se atrevía a iniciar alguna conversación.

—Si, ha sido divertido —desde la boda, había sentido una atracción hacia Seokjin, pero ahora, con él tan cerca, tenía un leve nerviosismo que no esperaba.

—Sí, definitivamente —respondió.

El silencio se hizo presente nuevamente, y era poco común. Ambos eran extrovertidos y solían hablar mucho, pero en ese momento, las palabras parecían escasear.

Taehyung soltó una risa casi inaudible, notando lo extraño que era sentirse tímido. Siempre tan desenvuelto y relajado, ahora parecía que cada palabra que decía requería más esfuerzo de lo habitual.

Negó con la cabeza y estiró su mano para agarrar una fresa en la canasta pero Seokjin también lo hizo al mismo tiempo y, accidentalmente, sus dedos se rozaron. Ambos sintieron el ligero contacto y sin dudarlo alejaron sus manos rápidamente.

Que dos personas tan habladoras y poco tímidas ahora sí apenas podían tener un contacto físico con otra o hablarse, les pareció gracioso a los dos tanto que se rieron al mismo tiempo.

—Sinceramente no suelo ser así de tímido —confesó Taehyung bajando la mirada un instante antes de atreverse a mantener el contacto visual con Seokjin.

—Yo tampoco, pero creo que sé porqué estoy así —dijo—. Desde la boda he estado pensando en ti... digo, en lo simpático que eres.

Taehyung sonrió ampliamente, pero luego sintió el calor en sus mejillas.

—¿De verdad pensaste en mí? —preguntó, aunque en el fondo sabía que la pregunta era más un reflejo de sus propios sentimientos.

Seokjin asintió levemente.

—Bueno, yo también pensé en ti... desde ese día —confesó, casi en un susurro.

Ambos se quedaron en silencio por unos instantes, sabiendo que el ligero nerviosismo, las miradas y sonrisas lo decían todo.

No muy lejos de ellos, Jungkook y Jimin estaban sentados en una de las bancas viendo cómo el señor Hongseok caminaba despacio, cargando a Ayla en sus brazos, mientras que Taehyung y Seokjin seguían sentados en el césped, comiendo algunas fresas y conversando.

El abuelo parecía estar explicándole cada cosa que la bebé veía, señalando las flores, las nubes, e incluso los pájaros que volaban cerca.

—Tu abuelo es increíble —murmuró, apoyando su cabeza en el hombro de Jungkook—. Me alegra que Ayla pueda pasar tiempo con él.

Jungkook sonrió.

—Lo es, es increíble. Después de que perdiera a mis padres, él me cuidó y me protegió como si yo fuera su propio hijo.

Jimin se quedó en silencio por un momento, apreciando la profundidad de lo que Jungkook acababa de decir. Luego levantó la vista hacia él.

—¿Cómo era tu papá?

El ojiverde guardó silencio por un instante, como si estuviera buscando las palabras adecuadas. Luego, una cálida sonrisa se formó en sus labios.

—Era el mejor padre del mundo —dijo con suavidad—. Era amable, pero también firme cuando tenía que serlo. Siempre sabía cómo hacerme sentir seguro. Tenía una forma de ver el mundo que me hacía creer que todo iba a estar bien, incluso en los momentos difíciles.

Jimin sonrió con algo de tristeza y ternura al escuchar las palabras de su esposo. Era claro cuánto lo admiraba y cuánto lo extrañaba.

—Me hubiera gustado conocer a tu padre —susurró, apretando ligeramente la mano del ojiverde.

—A él seguro le hubieras caído muy bien, estoy seguro de eso —una sonrisa melancólica cruzó su rostro—. Estaría muy feliz de saber que estoy con alguien como tú.

Jimin se inclinó hacia él y lo besó suavemente en la mejilla, sin necesidad de decir más. El silencio que siguió no fue incómodo, sino lleno de entendimiento y amor, mientras ambos observaban a Ayla riendo en los brazos del abuelo.

—¡Hijo! —gritó el abuelo a Jungkook y cuando capturó su atención le hizo una seña para que se acercara.

El ojiverde se levantó con cuidado después de intercambiar una sonrisa con Jimin.

—¿Te cansaste ya? —dijo cuando llegó al lado de su abuelo

—Sí —con suavidad, entregó a Ayla—. Es una pequeña curiosa, quiere observar cada rincón de este lugar. Pero mi espalda ya no es la que solía ser.

—No te preocupes —respondió recibiendo a la bebé en sus brazos—. Yo me encargo ahora.

El señor Hongseok se dirigió hacia Jimin, dejándolos a solas. Jungkook acomodó a Ayla y comenzó a caminar despacio por el parque, meciéndola suavemente mientras la pequeña observaba a su alrededor.

De repente, mientras veía a los niños correr y las familias disfrutar del día, un recuerdo nítido cruzó por la mente de Jungkook. Se vio así mismo, mucho más joven, corriendo por un parque similar al que ahora caminaba. Su padre, Juwon, lo perseguía entre risas con una cámara en mano para tomar fotos que luego le mostrarían a su madre. Recordaba la calidez de esos momentos, la seguridad que le brindaba su padre y cómo todo parecía perfecto en ese entonces.

Jungkook se detuvo un momento, sintiendo cómo la nostalgia lo envolvía. Mientras acariciaba el suave cabello de Ayla cerró los ojos, tratando de aferrarse a ese recuerdo por un poco más de tiempo.

"Pa-pá"

La pequeña voz, aunque apenas un susurro, lo sacó de sus pensamientos. Jungkook abrió los ojos de golpe y miró a Ayla, incrédulo.

—¿Qué... Qué has dicho?

La bebé lo miró fijamente, con sus ojitos brillantes de curiosidad, y con una sonrisa pequeña lo repitió.

—Pa... pá.

Jungkook negó suavemente con la cabeza, como si no pudiera creer lo que estaba sucediendo. Ayla soltó una risita y, como si entendiera perfectamente lo que él sentía, volvió a decir:

—Pa... pá.

Las palabras lo golpearon con una fuerza que no esperaba. Algunas lágrimas brotaron de sus ojos antes de que pudiera detenerlas, rodando por sus mejillas sin que él quisiera. Era la primera vez que alguien lo llamaba "papá". Y aunque no era el padre biológico de la bebé, en ese momento sintió que lo era.

Besó la frente de Ayla y rápidamente limpio su lágrimas. Se dio la vuelta, observando a Jimin, quién estaba conversando con su abuelo.

—¡Amor! —gritó con una mezcla de emoción y sorpresa—. ¡Ayla dijo papá!

Jimin, con los ojos muy abiertos, se levantó rápidamente, casi tropezando en su prisa por llegar hasta ellos. Al llegar tomó a Ayla en brazos, su corazón latiendo con fuerza ante la posibilidad de escuchar de nuevo esa palabra.

—Vamos, bebé, por favor, repite lo que dijiste.

Ayla lo miró con esos grandes ojitos brillantes, pero en lugar de hablar, soltó una carcajada alegre que hizo que su pequeña nariz se arrugara de manera adorable.

—Vamos, mi amor, por favor... di "papá".

Ayla, encantada con la atención que recibía, solo balbuceaba y reía, negándose a repetir lo que había dicho antes.

—¿De verdad lo dijo? —preguntó un poco dudoso, volviendo la mirada hacia su esposo.

Jungkook asintió con una sonrisa y sus ojos aún brillantes por el momento.

—Te lo juro —afirmó con suavidad, aunque en su mirada había una mezcla de diversión y ternura por la pequeña frustración de su esposo.

Jimin suspiró y volvió a intentarlo, pero no logró que su hija hablara y Jungkook, al ver la situación, optó por tomar a Ayla en brazos de nuevo.

—Vamos, pequeña, dime "papá".

La pequeña lo miró por unos segundos antes de sonreír mostrando sus dientecitos.

—Pa... pá.

Jimin abrió los ojos de par en par, y su emoción estalló en una gran sonrisa mientras aplaudía suavemente, lleno de alegría.

—¡En verdad lo dijo! —exclamó, acercándose a Jungkook y Ayla, besando la frente de su hija con entusiasmo—. ¡Dijo papá!

Pero, justo cuando Jimin estaba celebrando, volvió a dirigirse a su hija con emoción renovada.

—Ayla, cariño, ¿puedes decir papá una vez más? —le pidió con la voz llena de esperanza.

Sin embargo, Ayla sonrió y soltó una risita encantadora, más no lo repitió.

—¿En serio?

—No te preocupes, ya te lo dirá directamente —habló Jungkook acariciando la mejilla de la bebé.

—Lo hará cuando quiera —dijo resignado mientras abrazaba a Ayla—. Te diviertes al hacerme sufrir, ¿eh? —bromeó, pero el hecho de que su hija hubiera dicho su primera palabra y que esta fuera "Papá" ya era motivo suficiente para hacerlo muy feliz.

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